Por Mónica Valderrama Santomé
Los perfiles de consumidores más reacios a los medios masivos y audiencia escurridiza de soportes publicitarios tradicionales han marcado un cambio imparable en los modos de captar la atención por parte de la marca. Las acciones más próximas a las relaciones públicas en las calles, la viralidad de los mensajes audiovisuales generados por usuarios envueltos en el engagement de las nuevas propuestas y la captación de prescriptores no invasivos en redes sociales que suponen una búsqueda activa del target de sus contenidos; son algunas de las claves que desvelan en las líneas que siguen.
La acción publicitaria y reputacional aborda con nuevas herramientas el trabajo de su prestigio para seducir al cliente. En esta fórmula de desechar medios convencionales tenemos un catálogo de iniciativas que han conseguido triunfar como seña de identidad de marcas que emplean como altavoz la arquitectura, los influencers y toda una gama de recursos que activan los sentidos y, sobre todo, la experiencia. No se trata de lanzar mensajes sino historias vividas en primera persona que alguien desea emular.
El museo de la marca, una tienda eventual tipo outlet, pensada con una finalidad concreta ya sea de defensa de la ecología o ubicada en un lugar poco común, con diseños que no pasan desapercibidos y voces en las redes sociales contando sin vender dicha experiencia, son algunas de las tácticas de una estrategia de visibilidad cargada de dimensión simbólica.
En moda los especialistas y periodistas no son las únicas voces autorizadas y en la última década se ha fraguado un tipo de comunicador/a a la que se le reconoce un “factor it” generando una conversión real a través de la sinergia que su escaparate virtual puede ofrecer a los productos que muestra. Ya sea Instagram, Facebook, Twitter, Snapchat o el largo recorrido de nombres que ofrecen una posibilidad al anunciante no sólo de llegar a los millenials sino a un espectro creciente de personas que están expuestas, en ocasiones de modo no consciente, a esa nueva parrilla programática donde el consumidor es impactado.
Trataremos de abordar el fenómeno de repercusión en redes sociales en paralelo a lo que se observa en la calle dado que la segunda es la que genera más volumen a la primera mientras que es en internet donde más que nunca se deciden los números y el movimiento real de las cuentas de las empresas y organizaciones.
Nadie es ajeno a la potencialidad de las redes y de la publicity que se genera gracias a un tiendas tipo pop-up o flagship stores con los eventos allí realizados. Quizás la única diferencia entre el éxito y el fracaso es saber realizar de modo certero la selección de esas personas que han calado en el público objetivo al que queremos llegar.
Principio del texto para CIUICIID 2016